La otoplastia en la seguridad social es un procedimiento estético que generalmente queda fuera del catálogo de intervenciones que cubre este organismo. Pero en ocasiones, y dependiendo de los factores de la persona que necesita corregir las orejas puede llegar a estar dentro del sistema sanitario. Puede salir gratis y los costes ser pagados por el estado.
Cuándo entra una otoplastia en la seguridad social
La mayoría de casos aparecen en niños que tienen problemas escolares debido a sus orejas de soplillo o un tamaño demasiado grande de las mismas. Como esta parte del cuerpo crece muy rápido, sobre los cuatro años ya está casi plenamente desarrollada, hay muchas probabilidades de causar efectos antiestéticos y que son, al fin y al cabo, el punto de mira para el resto de escolares.
Cuando hay problemas derivados psicológicos por necesitar esta cirugía de orejas y los padres no poder costear el precio de la otoplastia, la seguridad social puede cubrir los gastos. En los casos que se detecta que hay un importante malestar psíquico y que este afecta en las relaciones del niño con su entorno.
En la edad adulta, la otoplastia en la Seguridad Social en el 2015 está no está cubierta. Lamentablemente se piensa que no afecta igual a los adultos que a los niños y las personas que buscan mejorar su aspecto, pegar sus orejas y eliminar parte del cartílago que les sobra tienen que pagar su precio en una clínica de estética.
Requisitos
- Que cause problemas psicológicos graves.
- Malformaciones de las orejas de nacimiento o congénitas.
- Tener edad escolar.
- Informe favorable de un perito psicólogo.
Pasos para la otoplastia en la seguridad social
Lo primero es detectar que el niño quiere realizarse una modificación de las orejas. Lo padres no deben insistir y ni siquiera mencionar el tema. Debe ser el propio chico o chica quien saque el tema en el entorno familiar.
Una vez que se tiene claro que es importante para él o ella, hay que acudir al médico de cabecera. Ahí realizarán el correspondiente expediente para que vea el caso el otorrino.
El siguiente paso es que el especialista haga una evaluación y certifique que hay posibilidad de una modificación por parte del cirujano. En caso afirmativo el niño deberá pasar por la consulta de un psicólogo adscrito a la sanidad pública para evaluar el caso y certificar que se dan todas las pautas para necesitar una intervención estética de este tipo.
El último paso es obtener el visto bueno y acudir a la consulta del cirujano para que realice la otoplastia que cubre la seguridad social.
En gran parte de los casos hay trastornos y malos tratos por parte de los compañeros. Así que un profesional de la psicología verá lo necesario que es para evitar el malestar del niño. Cuando se corrige el tamaño del cartílago auricular el cambio suele ser muy profundo en su bienestar y en sus relaciones sociales.
Hay que tener en cuenta que en la infancia es importantísimo el contacto amistoso con otros niños y, cuando estos no se dan con normalidad pueden aparecer trastornos que serán arrastrados hasta la edad adulta.